Es muy posible que cuando observamos algunas razas de perros, nos recuerda inmediatamente a los Lobos. Esos animales salvaje e indomables que han sido mencionados por la mitología, por un lado, asociado a lo malvado, a las tinieblas, al pecado. Pero por otro lado, se observa un aspecto beneficioso, el lobo es un símbolo de luz, vinculado a divinidades solares como Apolo, representando por sus cualidades de fuerza y valor.
Lo mas probable que cada vez que nos encontramos con razas como Alaskan Malamute, Pastor Aleman, Husky Siberiano, entre otras razas, nos traerá de inmediato a la memoria la imagen del Lobo. Pero qué tan cierto es que nuestros compañeros de cuatro patas descienden de esta especie. El debate aun continua en determinar si pertenecen a la misma especie con una evolución distinta o si son efectivamente especies distintas. Sin embargo, cada vez son más los científicos que se la juegan en determinar que comparten tantas similitudes que hacen que podamos considerarlos una misma especie.
Ciertas investigaciones sugieren que los Lobos fueron domesticados hace unos 30.000 años, y otras por el contrario indican que fue entre 18.000 y 15.000 años atrás. Así mismo, el enigma también está presente cuando se intenta descubrir el origen, y como se produce esta domesticación, algunos científicos apelan a que los lobos fueron atrapados por cazadores para así entrenarlos a su favor, mientras que otros aseguran que fueron los lobos que por diversas razones tomaron la iniciativa de acercarce a los humanos y así dejarse domesticar.
En primera instancia pareciera que el vínculo entre perro domesticado se inicia con el fin de cazar en sociedades nómades, proteger las cosechas, pastorear y conducir al ganado, teniendo como recompensa alimento y refugio al lado del fuego. Si bien, estos primeros acercamientos tenían un fin de supervivencia, sin duda con el tiempo forjaron una amistad que aún perdura. Nos es por nada que le hemos adjudicado la conocida frases de «el mejor amigo del hombre». Porque finalmente se han convertido en seres irremplazables en el hogar, donde diariamente compartimos nuestro tiempo libre, nuestras aventuras.
La relación que sostenemos con nuestros perros es tan estrecha como la que sostenemos con otros humanos, caracterizándose principalmente por el cuidado que nos brindamos mutuamente. Esta relación es tan sinérgica que es bien sabido que compartir nuestro tiempo juntos, tiene grandes beneficios en términos de disminuir síntomas de estrés, ansiedad y tristeza. Siendo para ambos participantes de la relación una fuente de confort psicológico y físico.
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